
El médico infectólogo recalcó que es indispensable diagnosticar a la meningitis a tiempo. “Si bien existen varias causas, las más graves son las de causa bacterianas, las que producen una enfermedad que se va a manifestar dependiendo de la edad del niño”, indicó y explicó que, en menores de dos años, al igual que ocurre con el resto de las patologías, se manifiesta de manera distinta que en niños más grandes. “Los chicos menores de dos años tienen en general síntomas que se basan en la fiebre muy alta, están irritables, molestos, lloran en forma permanente y rechazan la alimentación. Están molestos, con fiebre, hay rechazo alimentario y tienen tendencia al sueño. Esto para que la gente tenga un punto de partida y entender cómo puede manifestarse la enfermedad llamada meningitis”.
Comentó que en la medida en que el niño crece, la meningitis toma signos más específicos: presencia de fiebre alta; cefalea (dolor de cabeza); la postración, “el niño se queda acostado, no se moviliza, se queja, y tiene vómitos”. “En general, los vómitos de la meningitis son los llamados en chorro, vómitos que se realizan con un relativo forzamiento”, indicó.
“La palabra meningitis produce un miedo en los padres y lo primero que hacen es no enviar al niño al colegio. Yo creo que como primera medida es acertada. Pero uno, ante casos de meningitis en una comunidad, debería averiguar cuál es la causa. La primera causa es la viral y, en ese caso, el ausentismo escolar no sirve”, advirtió.
“Sí toma relevancia con las causas bacterianas y las vacunas cubren una amplia gama de las que la producen. Entre ellas, y haciendo referencia a la meningitis producida por el meningococo B, que hubo recientemente en el Chaco, hay dos niños con meningitis B, y existen vacunas que están en el esquema nacional de vacunación y se aplican a los 4 y 5 años y a los 15 meses. Esa es la vacuna que previene contra una de las formas de meningitis”, mencionó.
También indicó que todos los años se registran casos de meningitis. “Algunos no trascienden porque quizás tienen una evolución más prolongada, pero lo del meningococo B toma mayor importancia porque los chicos con meningitis grave, con compromiso del estado general, son cuadros muy agudos. El niño empieza con fiebre y en el lapso de 3 a 4 horas ya se lo ve comprometido. Se pone pálido, decaído, pierde la conciencia, le aparecen hemorragias en piel, nasales, el chico está comprometido y transcurridas las 4 horas ya no es lo mismo. Por eso se dice que la meningitis por meningococo B es una entidad en la que el diagnóstico temprano evita la muerte y lo que más evita es la secuela. Porque esta enfermedad aún superada produce mutilaciones de brazos o de piernas por las complicaciones que tiene dentro del mismo contexto de la enfermedad”.
Advirtió que la población pediátrica, menor de dos años, es la más vulnerable. “Pero en pediatría, específicamente, los menores de dos años y el grupo adolescente son la problemática más importante, por eso la vacuna está en el lactante, en el segundo año de vida e incluida a los 11 años también para el adolescente. Y, en las comunidades cerradas, donde hay gente que duerme o comparte, se producen focos de la infección por el hecho de que comparten elementos de uso común”.
Recalcó que es indispensable cumplir con el esquema de la vacunación. “La gente debe preocuparse por las vacunas de los niños y saber que los padres deberían hacer hincapié y consultar sobre cómo está el esquema de vacunas y completarlo para evitar muertes, complicaciones o secuelas innecesarias”, manifestó.