
El escritor, de 64 años, nacido en Quitilipi y residente en Córdoba, donde dirige el Diario de Carlos Paz, trabaja sobre versos cortos para narrar soledades y preocupaciones que, sin embargo, proponen en esa misma mirada doliente la posibilidad de que la poesía se haga escuchar, como esos días en que internet y las redes sociales fueron el vínculo y el nexo para un inédito intercambio de poemas.
“La poesía acude a nosotros, la busquemos o no, porque siempre ha sido cuando el mundo estuvo en peligro”, dijo el escritor durante la presentación del libro, editado por Ediciones Endymion (Madrid, España).
“Ante la posibilidad concreta de una inteligencia artificial y los virus como el covid -que fueron anunciados por quienes forman parte del poder mundial seis años antes de que comenzara la pandemia- la palabra poética sigue siendo un conjuro posible”, sostuvo Solans, en la presentación del poemario junto al actor Víctor Laplace, quien leyó algunos de los poemas, y el escritor salteño Leopoldo Teuco Castilla, quien reflexionó sobre la obra de Solans.
Laplace comunicó con calidez el mensaje de la poesía de Solans, en los altos del Café La Poesía, un sitio en San Telmo más que adecuado para la lectura de los poemas de Solans, autor además de los poemarios “Bostezo crepuscular”, “Solferino” y “La Carga”.
Solans es autor también del trabajo “Crímenes en sangre”, una investigación sobre la matanza indígena en la localidad chaqueña de Napalpí, y de “Isidro Velázquez, retrato de un rebelde”, y además es autor de la novela “Donde caerse muerto”.