
Llegan parroquianos, y también visitantes de otras ciudades, tan cerca que puede ser que lleguen desde Villa Carlos Paz como desde lejos, desde Buenos Aires, y como si fuera una posta histórica todos se dirigen al almacén, al café ubicado en la esquina de la avenida Rafael Núñez y Roque Funes, para saborear el croissant cordobés, una delicia autóctona con inspiración europea.
La esquina del croissant cordobés
Este martes, el cronista de El Diario de Carlos Paz, autor de esa nota, abrió el local junto al personal y se topó con el maestro panadero Rubén Gómez, uno de los responsables de las delicias que atrae a propios y extraños.
Eran las 9 de la mañana y el sol iluminaba el salón, el contorno verde y la feria barrial sobre la calle Funes.
El panadero escuchaba los elogios sobre su cruasán, y ante la pregunta del cronista sobre el misterio del delicioso producto (del francés croissant) de Goulu respondió con una sonrisa: “La manteca, el amasado y estacionamiento de la masa”, y se fue a buscar las bandejas para mostrar las variedades del día.
El panadero de Goulu
el restó Goulu se distingue en la oferta gastronómica del Cerro de Las Rosas y su toque parisino está en los detalles y en las formas de presentar los productos. Claro, la Rafael Núñez no es la avenida Los Campos Elíseos ni es una de las doce que se encuentran en el Arco de Triunfo, pero un cruasán y un café en Goulu te transporta a la capital gala.
La mesa del manjar
El panadero Gómez cuenta su historia orgullosamente como los productos que ofrece, como experto, sabe lo que produce, tal vez sin saber todas las leyendas que esconde el origen austríaco de su cruasán y sus distintas versiones generadas con el hojaldre francés.