Tres respiraciones profundas

Después de dos semanas turbulentas en el círculo rojo y los mercados, conviene pensar si no hace falta bajar un cambio. Dar vuelta la página, controlar la ansiedad, disminuir los niveles de expectativa y de agresión, así como el consumo exagerado de noticias.

Por María Elina Serrano

La respiración es clave para manejar la ansiedad. Generalmente los profesionales de la salud ante un estudio o procedimiento, por menos invasivo que sea, nos dicen: respire profundo, relájese un momento.

Respirar, algo tan básico que lo realiza el organismo sin acción de nuestra voluntad, se ha convertido en un desafío permanente. Porque respirar, respiramos todos, pero relajarse solo unos pocos.

Acusar el impacto

Recibir un resultado adverso, contrario a lo que se imaginaba, no es un trago fácil de digerir. Aunque ya se haya fracasado una vez, nadie se convierte en experto en fracasos.

Analizar las causas, buscar culpables, las fragilidades internas, los cambios de rumbo posibles… todo suma, todo pesa, todo condiciona. Sospechas, reclamos, reproches. Probabilidades. Certezas. El viejo y repetido “te lo dije” con el diario del lunes.

Darse cuenta que las cosas no están bien de repente produce un alto nivel de alerta, la respiración se descontrola, hay hiperventilación. Se tiene exceso de oxígeno y aparecen sensaciones desagradables: mareo, sensación de ahogo, visión borrosa, palpitaciones, hormigueo…

Bombardeos de ansiedad por todas partes.
Para calmarse, no sirven los gritos. Mejor probar con respirar profundo.

Las encuestadoras también se equivocan

En tiempos preelectorales las situaciones que deben afrontar los tomadores de decisiones son muy importantes. Mirar el resultado de una encuesta de opinión, con un electorado tan volátil que puede cambiar de manera repentina, conduce a altos niveles de ansiedad que se suman a la incertidumbre de no saber lo que puede ocurrir en el futuro cercano.

Las encuestas no prepararon el terreno. Las que más se acercaron a los resultados del domingo 12 fueron las que se hicieron a través de las redes sociales, que penetran en todos los sectores de la sociedad.

Tampoco las consultoras pueden manejar el nivel de variabilidad. Según un estudio de la Cátedra de Sociología de la Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, realizado después de las elecciones, el 16% de los votantes decidió su voto el día de la elección. Aunque sigan la tendencia de la mayoría, factores externos de último momento como la comunicación instantánea por whatsapp, las fake news, las tendencias de Twitter pueden influir en el electorado independiente y por supuesto, no politizado.

Resultados inesperados. Respirar profundo…

Un embarazo de 10 meses

La velocidad con la que se envía, procesa, y consume la información juega malas pasadas. Para quienes trabajan en los medios, para un nuevo redactor o subtitulador de imágenes en un canal de televisión, todo es veloz. Muy veloz.

La atención está dispersa entre tanta información disponible, se copia y pega más rápido de lo que el cerebro puede procesar o analizar. Cualquier persona detectaría un error como “un embarazo de 10 meses” en referencia a la primera dama Fabiola Yáñez. Sin embargo, sucedió.

Las imágenes que circularon esta semana son verdaderas: el diario Clarín y las señales de televisión Todo Noticias (TN) y Canal 9 informaron de manera errónea, pero luego corrigieron la información, alertados por los usuarios de las redes sociales.

“Ya corregimos, ya pasó”. Respiración profunda.

El mismo aire

En estas dos semanas mucho se ha escrito sobre el fracaso electoral y poco sobre el éxito. Y no se refiere al éxito de la oposición, sino al éxito de los oficialismos en los distritos donde éstos fueron triunfadores.

¿Y porqué ganaron los que ganaron? Poco se habla.

Los grandes medios solo hablan de la ciudad de Ciudad de Buenos Aires, pero hay otras provincias donde los gobernadores han logrado la aprobación de los votantes, así como municipios grandes, medianos y pequeños.

En esos territorios las cosas no están mejor. La pandemia produjo dolorosas ausencias, la actividad económica también bajó. La inflación golpea igual: el asado no es barato en ningún lugar del país.

Sin embargo, esos oficialismos supieron mantener la aprobación de los ciudadanos. ¿Cómo lo hicieron? Tal vez estando cerca, o haciendo que las personas los sientan cerca. Escuchando, atendiendo, explicando. Quedándose junto a las familias, compartiendo la situación. Dando las respuestas que se puedan, en la medida de las posibilidades. No prometiendo irresponsablemente, manteniendo la firmeza y la coherencia sin romper el contrato electoral con sus votantes.

Los que apoyaron a los gobiernos fueron aquellos que sintieron que si las cosas estaban mal, estaban mal para todos.

Los que votaron en contra, pusieron en la boleta el distanciamiento, su negatividad, la bronca, la falta de expectativas y frustraciones. Justificadas o no, producen el descrédito de la clase política, que es perjudicial para todo el sistema democrático.

Otra oportunidad

Ante un estado de ansiedad elevado se observa un elevado nivel de intranquilidad.

En los 45 días que vienen antes de la elección definitiva, esa ansiedad mal manejada le puede jugar en contra a mucha gente. Parar la pelota, recuperar la serenidad necesaria para pensar más claramente y actuar con eficacia, nos prepara para enfrentar una situación complicada o imprevista.

A tener cuidado en la próxima: en el cuarto oscuro también conviene llegar con tranquilidad.

Antes de poner la boleta en el sobre, una respiración profunda puede ser muy útil.

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