“La gente debe perderle el miedo y vacunarse ni bien salga”, afirmó el chaqueño que ya recibió su segunda dosis de Pfizer.

Roberto Zisuela, médico traumatólogo, es el único voluntario chaqueño que ya recibió su segunda dosis de la vacuna Pfizer contra el covid-19. Este lunes, dialogó con CIUDAD TV, luego que la farmacéutica anunciara una efectividad del 90% para prevenir el contagio del virus. "Muchos compañeros míos se enfermaron, algunos se murieron. Esta enfermedad no es un chiste; si está la vacuna, hay que ponérsela", afirmó.

“Muchos me preguntan por qué me metí en esto. Y el tema es que yo me manejo sólo por estadísticas”, comentó Zisuela al canal de noticias y argumentó que “el coronavirus tiene un 2% de mortalidad y en gente que ronda los 60 como yo puede aumentar hasta el 20%. Muchas personas tienen miedo a la vacuna, pero teniendo esta estadística y sabiendo que la vacuna puede producir una complicación en 1 cada 500 mil personas, hay que elegir entre el 20% de mortalidad a mi edad o la vacuna que puede tener alguna complicación leve”, manifestó.

“Todas las versiones de la vacuna, la que va a ser parte acá o la rusa, creo que tienen garantía”, afirmó el profesional y advirtió la necesidad de contar con una serie de dosis antes del próximo invierno. “Creo que la gente tiene que perderle el miedo y empezar a vacunarse ni bien salga la vacuna”.

Accedió a la prueba voluntaria luego de inscribirse en la convocatoria. “Me anoté, me llamaron, me hicieron una serie de preguntas y me decidí porque creo que una vez que llega a la experimentación humana una vacuna es porque pasó un periodo de experimentación importante como para no tenerle miedo a este tipo de procedimiento. Y así fue, tanto la vacuna americana como la rusa tienen una experimentación previa y hay que perder el miedo”, afirmó.

Habló de un proceso formal, con análisis previos incluidos y la aplicación de una primera dosis posterior a estos pasos. Contó que tuvo leves efectos secundarios, dolor de cabeza y una reacción en el brazo, y auguró: “Seguramente ya debo tener inmunidad”. “Aparentemente, todos los que son parte de experimentos que se están haciendo acá y en Brasil, que fueron con placebo, luego recibirán la dosis”, añadió como dato.

Una de las garantías de la aplicación de estas dosis es que toda vacuna, antes de ser aplicada en la Argentina, debe ser autorizada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, “tanto el procedimiento de logística como la vacuna en sí, así que eso no va a ser un problema”.

Opinó, en cuanto al resto de las vacunas con las que se viene experimentando, “que no hay ningún peligro”. “Tanto la vacuna que viene de Europa, como la de Asia, vienen con una experimentación previa y ningún país se escupe para arriba, siempre probaron en su población inicialmente y después recién la venden”, advirtió y consideró que “toda esa teoría conspirativa que hay con la vacuna rusa es un tema del tipo político”.

Respecto a cómo sigue el procedimiento, explicó que tal cual ocurre cuando uno adquiere el virus, “uno puede hacerse el examen de inmunidad, la IGG, más o menos a las tres semanas de haber terminado la enfermedad o tres semanas de haberte puesto la vacuna. Te hacen los análisis y ahí se ve si la inmunidad es buena o no. Seguramente yo la tendré, aún no me hice el análisis particular. Tampoco me van a dar el resultado ellos porque está dentro del protocolo de experimentación”.

“Me metí en este protocolo porque a mí las balas me pegaron cerca. Muchos compañeros míos se enfermaron, algunos se murieron. Entonces, esta enfermedad no es un chiste. Si está la vacuna, hay que ponérsela”, concluyó.

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