
Por el ing. José Sesma
Según la Organización Mundial de la Salud, más del 90% de la población mundial respira aire contaminado y es responsable de siete millones de muerte cada año, como consecuencia de la exposición a partículas finas.
Producto en su mayoría por las quema de combustibles fósiles en fabricas y su uso en el trasporte que emanan en partículas, que penetran profundamente en los pulmones y en el sistema cardiovascular, lo que causa dolencias como los accidentes cerebrovasculares, problemas cardíacos y cáncer de pulmón.
La población mundial a fines del 2017 superaba los 7.300 millones de habitantes, y ello conlleva vertiginosamente suponiendo un mayor consumo de alimento, agua y recursos naturales; es decir un mayor consumo para la supervivencia, generando mayor cantidad de residuos contaminantes.
La tala indiscriminada implica menor absorción de dióxido de carbono (CO2) y mayor calentamiento global.
Porque la capa que rodea a la tierra es la atmósfera, cuya función es atrapar algunos de los rayos solares y con ello mantener la temperatura a 15ºC; de lo contrario, es decir si no existiera la atmósfera, los rayos solares se escaparían y la temperatura del planeta descendería a -18ºC.
Esto se conoce como Efecto Invernadero y es producido por gases como: vapor de agua (H2O), dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) óxido de nitrógeno (NOx) y ozono (O4), entre otros gases.
Estos gases en una proporción adecuada cumplen su cometido, pero si llegan a aumentar su concentración, los rayos solares no podrán escapar y la temperatura se elevaría con repercusiones desastrosas esto se conoce como GEI.
Dos de los GEI (Gas Efecto Invernadero) son el metano y el dióxido de carbono, gases que se produce por la degradación de los residuos cloacales y basura del ser humano que son enterradas o volcadas a lechos sin sus correspondientes tratamientos, también el resto del reino animal aportan las heces y flatulencias.
Pero también existe la biometanización. Es el tratamiento anaerobio de las partes biodegradables de los residuos sólidos del reino animal y vegetal, y es una manera de proteger a la capa atmosférica y salvar a nuestro planeta de los GEI.
Hagámoslo, pero para ello todos debemos estar bajo la consigna de las tres R: reducir, reusar y reciclar.