
Cuando hace unos meses empezó la siembra, había una expectativa de precios de 300
dólares la tonelada, pero bajó a 217 dólares por tonelada. Si bien hubo una caída del
valor internacional del aceite, su subproducto, los productores acusan a la industria en
el mercado interno de hacerles perder rentabilidad.
“Sabemos que el precio internacional está deprimido y cuando uno ve los precios en
Rotterdam (Holanda) el valor no es el de meses atrás, pero en la Argentina son solo
cuatro las empresas formadoras de precio; es un oligopolio y provocan que nuestra
rentabilidad se vea afectada”, señaló el productor y presidente de la Sociedad Rural del
Oeste Chaqueño (Las Breñas), José Luis Schahovskoy.
“Semanas atrás nos comunicaron que la empresa Cargill se retiró del mercado del
girasol, o sea que ahora se concentró aún más la comercialización”, agregó el productor.
En diciembre de 2015, las retenciones del girasol, del 32% para el grano, bajaron a 0%.
Sin embargo, en septiembre pasado el Gobierno las reimplantó con el esquema de $4
por dólar exportado.
En este contexto, Martín Canteros, asesor y productor chaqueño, le apuntó también a
las empresas que operan en el mercado. “No hay mercado a futuro porque solo cuatro
empresas son las compradoras. Y café de por medio los acopiadores se ponen de
acuerdo en el precio que van a pagar”, denunció.
El asesor explicó que, “aunque la Secretaría de Agroindustria publica un precio
sugerido, nunca se cumple ese precio, pagan siempre por debajo de ese precio”. Además,
insistió que la industria podría pagar hasta treinta dólares más.
En las redes sociales, los productores vienen criticando también a la Asociación
Argentina de Girasol (Asagir), donde está agrupada la cadena. “Se supone que debe
defender a toda la cadena (por Asagir)”, dijo Schahovskoy. “Asagir lo único que hace es
incentivar la siembra”, sentenció, por su parte, Canteros.
Ante una consulta, Jorge Ingaramo, asesor económico, indicó que
cuando los productores dicen que se cobran 217 dólares en su opinión son 235 dólares.
“El girasol tiene un estándar de comercialización con una base del 42% de rendimiento
de materia grasa por tonelada ya procesada. A eso se le suma al productor una
bonificación del 2% por cada punto adicional de rendimiento, por encima de esa base”,
indicó.
Para Ingaramo, Asagir defiende los intereses de la cadena completa donde todos los
integrantes están representados.
Los productores se quejan también de que el Estado no media entre las grandes
empresas y los productores girasoleros. “El mercado es una entelequia en el que
estamos cautivos donde el Estado debería, al menos, observar”, indicaron.
Ante los problemas, los productores analizan dos alternativas. Por un lado, exportar la
semilla a Brasil y a Paraguay “para mojar la oreja a la industria”. Por otra parte,
amenazan cambiar de cultivo y pasarse al algodón.
“Tenemos ganas de no sembrar más girasol en la nueva campaña, como respuesta al
manejo oligopólico que hacen los cuatro formadores de precio del mercado”, dijo
Schahovskoy.
“Esta campaña ya está perdida, no va a haber modificaciones y se va a resentir la
economía regional”, añadió Canteros. Según dijo, otro objetivo de los productores es
tener en cinco años una planta en origen para agregar valor al cultivo.