El fin de la inocencia, por Miguel Angel Molfino

En exclusiva para CHACODIAPORDIA.COM, el destacado escritor y periodista chaqueño Miguel Angel Molfino revela la pertenencia del exdiputado nacional Daniel Pacce a la derecha peronista durante los años previos al golpe de Estado de 1976. Pacce falleció el pasado lunes, luego de haber sido denunciado por su propia sobrina y otra amiga por haber abusado de ellas cuando eran niñas.

Daniel Pacce, ex diputado nacional por el PJ, denunciado junto a su esposa por abuso sexual infantil.

Solía aparecer por el bar La Estrella al atardecer para sentarse en una mesa poblada de peronistas entre quienes podrían encontrarse los hermanos Pedrini, gente del Comando de Organización (C.de O) –Víctor Sánchez, el negro Gómez, un tal Ulrich, entre otros- algún Bittel (gobernaba Deolindo Felipe, corría el año 1974) y un sinúmero de personajes que la iban de amigos y compañeros o bien, calentaban las sillas esperando el nombramiento en alguna repartición de gobierno. Pocillos de café atestados de puchos, vasos de agua y el trote incesante de Hito, el mozo más famoso del bar regenteado por la familia Terada.

Entonces, aparecía –como ya dije- con su elegancia planchada de galán de pueblo: jopito compadrón, la mirada canchera, bigotitos a lo Rosamel Araya, ropa engamada en tonos grises o blancos, y los mocasines inmaculados como recién estrenados por el Papa. Saludaba con alguna broma, palmeaba espaldas, se sentaba, cruzaba una pierna y prendía un cigarrillo.

La unidad básica La Estrella casi, casi ya estaba completa.

El galán de pueblo no era otro que Daniel Pacce, diputado o ex (no recuerdo ahora), amigo personal de los Pedrini, los Tenev y los Bittel, un justicialista influyente a la hora de agilizar trámites, nombramientos y otras intoxicaciones. Pero, uno de sus mejores compinches era el temido locutor y jefe del Comando de Organización, Víctor Sánchez, que capitaneaba una patota de ultraderechistas, pesados y peligrosos, propensos a las patoteadas, cadenazos y otras ternuras. Algunos, calzaban armas de fuego. Al tiempo, Víctor Sánchez fue ejecutado en la ruta Nicolás Avellaneda cuando regresaba en su auto de Corrientes, por un comando Montonero.

Una noche, antes de que fuera acribillado, caminando solo por el costado de Hospital Perrando, el Valiant IV de Víctor Sánchez, pasó acelerando y desde el interior oscuro, alguien me disparó dos tiros que, afortunadamente, impactaron en los postes de madera del alambrado perimetral del hospital. Días después, frente a la confitería El Molino Pacce me detuvo y me dijo, compadrón,: “Vos sos boleta, zurdo de mierda”.

EL OSCURO

Este facho de papel maché, no obstante, ocultaba su monstruo más secreto: era pedófilo. Abusaba de dos niñas en contubernio con su esposa, Noemí Alvarado, a quienes obligaba –hasta donde se sabe- a pasar la siesta en su dormitorio.

Lo atroz, lo perverso de estos abusos consistía en que una de las niñas era su sobrina, hija del dirigente sindical y político, Lucio Alvarado, hermano a su vez de Noemí Alvarado, ya fallecido.

La sobrina se llama Rosalía Alvarado y su amiguita, Belén Duet, quienes, después de años de silencios y tormentos, pudieron denunciar su infierno.

Daniel Pacce hace pocos días dejó de existir, no así su cómplice. Lo que también permanece vigente es el aberrante crimen de los abusos.

Este tipo de delito no puede ser archivado, cajoneado o desaparecido por tratarse de un crimen aberrante contra la inocencia de dos niñas. Por eso, buscamos justicia.

 

 

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