Caso Ilarraz: “Las víctimas aún esperan un gesto del Papa Francisco”, dijo José Dumoulin

El ex sacerdote e investigador del caso ocurrido en Paraná, donde por casos de abusos sexuales acaba de condenarse a 25 años de prisión al cura Ilarraz, dijo a RADIO CIUDAD que las víctimas están esperando "una caricia" del Papa. Cuestionó el papel de obispos que, por preservar la iglesia, no acompañaron la investigación de las denuncias, y habló sobre su decisión de dejar el sacerdocio.

José Dumoulin, dialogó con RADIO CIUDAD.

Al referirse al fallo dado a conocer este lunes, donde se condena a 25 años de prisión al cura Ilarraz, en Paraná, el ex sacerdote José Dumoulín, dijo estar “totalmente sorprendido, y gratamente, por la condena. Era algo que esperábamos. Nosotros decimos que es una condena realmente histórica por lo que significó esta causa a lo largo del tiempo”.

Recordó que “en el 2010 yo era sacerdote y junto a otros sacerdotes presentamos una nota al Obispo para que investigara este caso, para que observe y eleve al Consejo Presbisterial. Es allí que se toma conocimiento de manera certera que habían ocurrido los hechos”.

Lo que no hizo la iglesia
Continuando con su relato a RADIO CIUDAD, Dumoulin relató que “paralelo a esto, también en 2010, tomo contacto con una de las víctimas, y tomamos la tarea de ir siguiendo desde dentro de la iglesia, ver lo que se hizo hasta el momento y que el caso sea llevado a la justicia. Yo no lo conocía a Ilarraz, entré en el año 1993 que fue el año en que él se fue del Seminario. Nunca lo ví”.

“Hicimos toda esa movida para que sea la iglesia la que lleve adelante la denuncia. Hubo nuevo Obispo en 2011. Pasó el tiempo sin ninguna respuesta. No hubo ninguna decisión ni nada significativo”, lamentó.

“En 2012 sale la publicación en la revista Análisis, un quincenario local, que fue la que se puso al hombro la investigación y a partir de ahí la justicia actúa de oficio”.

Lo que sí hizo la justicia
Más adelante, dice Dumoulin que “a pesar de que la causa estaba prescripta, el juez que interviene en primera instancia, dada la gravedad de los hechos dice que esto no puede estar prescripto. Ahí comenzó la movida a nivel interno de la justicia, con distintas instancias”.

“Esto es algo inédito, al menos acá en la justicia entrerriana. Es de destacar, y muy loable, que se haya puesto esta causa al hombro la justicia. Así fue pasando por todos los vericuetos por los que la fue llevando la defensa para tratar de insistir a toda costa de que esto estaba prescripto. Se sortearon todos los obstáculos hasta llegar a lo de este lunes con la sentencia, punto culminante de este largo proceso”.

Falta de acompañamiento a las víctimas
Consideró luego no saber “si hubo presiones de la iglesia para que esto cesara, pero nunca hubo un acompañamiento certero y jugado por las víctimas. Siempre se mantuvo como al margen. Nunca acompañaron el proceso judicial. Nunca estuvieron acompañando efectivamente a las víctimas, y eso es lo que ellos reclamaban”.

Salir del sacerdocio
Afirmó que, en lo personal y a la luz de esos hechos, “esto tiene que ver con mi decisión de salir del sacerdocio. Todo esto arrancó en el 2010. Yo seguí siendo sacerdote hasta finales del 2015. Ese año también surge en la parroquia en que yo estaban en Villaguay, otra denuncia contra otro sacerdote y lógicamente acompañé a las víctimas en la denuncia”.

“Toda esta jugada, primero lo de Ilarraz y después lo de este otro cura, me fue dejando fuera de juego de alguna manera, porque con los reclamos y exigencias que iba planteando al Obispo, me iba poniendo a todo el clero en contra. Llegó un momento en que le dije a la comunidad que no quería ser una piedra de discordia en todo esto, y tomé la decisión de tomar mis cosas y mandarme a mudar”, observó Dumoulin.

“Yo sentía que había presiones en mi contra, dejándome de lado, como dudando siempre, como sacándome del medio porque nuestra presencia estorbaba. Tanto es así que en el 2016 pedí las expensas, lo que se llama dejar formalmente el ministerio, y en un año me fueron concedidas. Fue en tiempo récord. Con eso confirman que me querían afuera y no adentro”, agregó.

“Estas son un poco las actitudes lamentables, porque yo quería que fuera la misma gente de la iglesia la que se pusiera la causa al hombro y fueran ellos mismos los que la llevaran adelante”, confirmó.

El papel del Papa
Desde otro ángulo pero siguiendo con el mismo tema, hizo saber que “en varias oportunidades hicimos llegar notas al Papa Francisco, con un grupo de laicos, otra gente que trató siempre de acompañar, y nunca hubo una respuesta ni del Papa ni de la Conferencia Episcopal. Un silencio de radio absoluto. En definitiva es lo que dolía, porque uno quería para la iglesia lo mejor. Ellos creían que esto era un ataque a la iglesia”.

“Hoy lo que las víctimas siguen reclamando es que el Papa les envíe una palabra de aliento, una especie de caricia para lo que ellos han sufrido desde hace tantos años. Esa palabra, ese gesto, aún no ha llegado”, volvió a lamentar Dumoulin.

Agregó que “lo ocurrido en Chile tiene un significado muy fuerte. El Papa no pudo hacer oídos sordos porque no le quedaba otra. Todavía queda ver cómo define la situación. Espero que sus pasos sean igual en todos lados para terminar de sanear la iglesia, de limpiar. Correr del lugar al Obispo que ha sido parte de este sistema de encubrimiento, porque en el fondo terminó afectando a la iglesia. Son ellos mismos los que, queriendo preservar, terminan destruyendo”.

Finalmente, y en relación a si se produjeron cambios en su espiritualidad, Dumoulin aclaró que “yo terminé alejándome de la iglesia institución, de personas concretas, pero lógicamente la fe pasa por otro lado, trasciende a las personas, un montón de cosas, y Dios sigue estando presente, sin dudas. De otra manera distinta a como estaba unos años atrás cuando era sacerdote, pero lógicamente la presencia de Dios no se puede negar ni esconder. Pero con un vínculo, una relación diferente a la que tenía unos años atrás”.

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