
La sentencia del mayor juicio de la historia de nuestro país, la llamada megacausa de la ESMA, con 54 imputados por los delitos cometidos contra 789 víctimas, fue finalmente histórica y determinó la condena a cadena perpetua de 29 implicados, incluidos algunos de los más conocidos represores, ya condenados por otras causas. Hubo 6 absoluciones y el resto fueron condenados a penas entre 8 y 25 años.
Hoy la ESMA es un centro de Memoria, un ejemplo mundial de cómo convertir un lugar de horror en otro de aprendizaje para inocular anticuerpos en las siguientes generaciones.
Los jueces condenaron a buena parte de los imputados a cadena perpetua por múltiples crímenes – secuestro, tortura, asesinato – cometidos en la ESMA, entre ellos el excapitán Alfredo Astiz y a Jorge el Tigre Acosta, dos de los más conocidos.
Pero las sentencias más significativas fueron contra Mario Daniel Arru y Alejandro Domingo D’Agostino, condenados a cadena perpetua por su responsabilidad material en esos vuelos de la muerte. La justicia argentina y latinoamericana, prueba así por primera vez la existencia de este plan sistemático de exterminio que acabó con la vida de miles de personas de forma especialmente cruel.