
La psicóloga del Centro de Asistencia a Víctimas de Violencias (CAVV) Silvana Pérez busca dar respuesta al interrogante sobre ¿por qué suceden los femicidios? y a tal fin remarcó la importancia de comprender que la intervención y el seguimiento de las instituciones es una de las cuestiones centrales. “Para que un caso se resuelva de manera positiva, es necesario que exista una articulación institucional, pero esto no es lo tradicional, las instituciones están acostumbradas a trabajar burocráticamente, esa ausencia es el motivo de porqué mueren las mujeres”, denuncia.
Profundizando en la idea, Pérez señala que “Cuando se actúa protocolarmente se parcializa el caso y automáticamente entra en lo que se denomina la ´norma rito´, eso que se hace porque está establecido. De esa manera no se puede pensar la violencia de género, ni la violencia en general”, aseguró.
Aseguró que es indispensable que al momento de una institución recibir una denuncia por violencia debe contactar el resto de las entidades que tendrán intervención en el caso para trabajar articuladamente. “En el equipo del CAVV se respeta a rajatabla que si un caso de violencia llega y tiene diagnóstico de riesgo, ese caso pertenece al CAVV. Es un caso del que no nos podemos desentender”, aseveró.
Parámetros de riesgo
Otra de las falencias que marcó en el ámbito provincial es que las instituciones no trabajan con parámetros de riesgo que sirven para establecer cuáles son las situaciones y características por las que atraviesa una persona que las pone en riesgo de sufrir un femicidio.
En este sentido, aclaró que no todos los casos y los momentos tienen el mismo riesgo, por lo que es importante conocerlos para moverse cuidando a la víctima. “Una de las cuestiones que está comprobada por la teoría y la práctica es que cuando una persona accede al sistema Judicial existe un riesgo mayor, lo que no significa que no haya que denunciar sino que hay que trabajar con mayor cuidado”, sentencia.
“Cuando una mujer está en un parámetro de alto sometimiento y toma la decisión de salir de allí hay un riesgo mayor por el recrudecimiento de la violencia machista, y ese salir está ligado al empoderamiento de la mujer que no es fácil alcanzarlo pero sumamente necesario”.
“El CAVV tiene una estructura de seguimiento de los casos, pero no puede ser el único espacio en toda la provincia que lo tenga”, afirmó. Por otro lado, explicó que el Centro es el único que implementa los parámetros de riesgo y los presenta a la Justicia.
Sacar la responsabilidad de la víctima
“Hay que cargar las responsabilidades en las instituciones y no en las víctimas”, subrayó Pérez. Y explicó que cuando una mujer no puede salir de una situación violencia el Estado debe estar más presente, son las instituciones las que deben acercar las herramientas.
“Entonces, como no lo hacemos, terminamos enojadas con la mujer. Y le cuestionamos: por qué no se fue, por qué no cortó, por qué volvió, por qué no denunció. Y así ponemos otra vez cuestiones que son responsabilidad de las instituciones en las víctimas”, indicó.
Se trata de que la institución genere un vínculo de suficiente confianza con la mujer para que ella pueda contar sus miedos, su calvario, ampliar la denuncia, consultar. Esa flexibilidad se le reclama al sistema, sobre todo el Judicial que es profundamente burocrático. “La Justicia debe reconfigurarse para trabajar la violencia de género. No puede jamás pensar de la misma manera la violencia de género que otras violencias”, añadió.
Antes que el femicidio, hay una muerte psíquica
“Antes el femicidio era el resultado de relaciones violentas que duraban un tiempo largo, esto se debía a que no existía un movimiento hacia el empoderamiento de las mujeres, lo que hacía que se denunciara luego de muchos años de sometimiento”, comentó la profesional. Explicó que en esos casos, “que todavía se ven aunque en menor cantidad”, lo que hay “es una muerte psíquica”. “Imaginen una persona que durante décadas vivió en un sistema donde se pierden los derechos a la dignidad y a la humanidad, es una persona que pierde su identidad como sujeto y a nivel psíquico muere en vida”, graficó.
“No hay algo que produzca tantas heridas en el psiquismo como la violencia en sus distintas formas. Casi seguro que la violencia sexual es una de las más duras, en cuanto a perturbación y daño, y la mayoría de las violencias de género tienen en su nido la violencia sexual”.
Por último la psicóloga opinó que es un avance enorme que las mujeres puedan acceder al derecho de asistencia, “estamos en una vuelta del sistema que es opresor sobre nosotras. No significa retroceder, sino que las instituciones tomen como factor estar más atentos, ya que cuando una persona accede al derecho de asistencia, se deben tener mayores cuidados”.