
La Cooperativa de Trabajo Motomandados en Lucha Ltda. integrada por 25 asociados bregó por políticas públicas que apuntalen al sector solidario, en medio de una labor permanente en la búsqueda de plenos derechos laborales para los protagonistas de una actividad con muy altos niveles de informalidad y precarización.
“Sería bueno que los gobiernos vean los beneficios del cooperativismo. Deberían ver a dónde dirigir la financiación, ya que muchas veces beneficia a empresas privadas que después terminan cerrando”.
La cooperativa se conformó en 2011 a partir de una serie de reclamos por parte de cadetes que brindaban sus servicios en la empresa Motomandado. Hoy, cuentan con un local propio sobre la calle La Rioja y siguen en pie de lucha buscando mejorar su situación laboral y hacer del rubro un trabajo digno, rentable y seguro.
El comienzo
“Nuestra pelea surgió allá por 2008 para exigir reivindicaciones laborales. Un grupo de compañeros de la empresa Motomandado se asoció al Sindicato Independiente de Mensajeros y Cadetes (Simeca). En aquel entonces, era sólo un grupo de jóvenes exigiendo a la patronal algunos derechos”, contó el presidente de “Motomandados en Lucha”, Fabio Zerpa, dirigente de la cooperativa.
Pese a requerir a los dueños de la empresa algunos derechos fundamentales como los aportes jubilatorios y el acceso a una obra social, la patronal los fue despidiendo gradualmente. Además de esta angustiosa situación, en 2008 dos jóvenes que trabajaban en la empresa, Iván de 19 y Brahian de 21 años, fallecieron en distintos incidentes y a partir de estos hechos, sus pares se dieron cuenta de la precaria situación en la que se encontraban.
“Comenzamos a exigir algunas cuestiones a la patronal, supimos hacer marchas y mostrarnos a la sociedad, que creía que nosotros trabajábamos en blanco: hasta el día de hoy, no tenemos nada. El cadete no cuenta con ninguna asistencia social, ni siquiera con alguna ayuda para su herramienta de trabajo, la motocicleta. Todavía el 100 por ciento de insumos dependen del propio trabajador”.
A partir de este escenario de desamparo, la ignorancia de los gobiernos y el hostigamiento por parte de los empresarios, decidieron agruparse y gestionar la matrícula de la cooperativa en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES). Lo realizaron con la ayuda de la Asociación de Trabajadores del Estado, mediante capacitaciones sobre el cooperativismo y asesoramiento en cuestiones legales.
A finales de 2011, obtuvieron la matrícula y funcionaron, en un primer momento, en un espacio brindado por el Dr. Polo Legal, sobre calle Mitre, para luego alquilar un espacio propio sobre la calle La Rioja, donde actualmente están asentados.
Regularización y conquistas
Zerpa junto al resto de los trabajadores hicieron más que conformar una cooperativa y fueron por algunas conquistas para el rubro en general. Con el apoyo de concejales, en 2010 promulgaron la ordenanza N° 9.833, que regula a las empresas de mensajería y como también recibieron una resolución Municipal, por parte de la actual gestión, que otorga además la tolerancia en el estacionamiento de las motocicletas en el casco céntrico, entre otros beneficios.
“Esta normativa específica qué se necesita para explotar el servicio. Antes, cualquier persona creaba una empresa de mensajería. En un garage, se baja un teléfono, vienen los muchachos con su moto, se arma una carpetita de clientes y empezás a laburar”, afirmó Zerpa.
“Una vez puesta en vigencia, la Municipalidad en aquel entonces nunca la aplicó, lo que aumentó la flexibilización laboral porque se compite con una tarifa menor a las empresas más grandes y por el mismo trabajo. Esto provoca la precarización laboral del cadete, que tiene que moverse más para lograr un ingreso mensual decoroso”, agregó.
Hacia la Economía Social
Consultado sobre lo que significó para el grupo pasar a la esfera de la economía social, Zerpa dijo: “La conformación de la cooperativa era una cuestión medio rara porque nosotros peleábamos con el patrón por el laburo y luego, encontrarnos de golpe con una empresa, manejarla nosotros solos: no entendíamos mucho. Nos costó y nos sigue costando”.
Actualmente, la cooperativa “Motomandados en Lucha” cuenta con 25 asociados. Este número no es fijo, ya que muchos jóvenes (rondan los 25 años) suelen acercarse y trabajan un tiempo pero luego optan por algún trabajo más rentable. “La precarización también hace que se vea así, porque no hay beneficios”, explicó.